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LAS CINCO PIELES

El arquitecto austriaco Hundertwasser habló de su teoría de las cinco pieles. Donde se aprende a ver y a ordenar el mundo a partir de saber pensar nuestras relaciones con él: nuestro cuerpo es un reflejo del planeta, a su vez, el planeta refleja nuestras acciones sobre él, por más pequeñas que sean. Ellas lo afectan y lo transforman de muchas maneras. Participamos en un proceso creativo donde las fuerzas del planeta y las nuestras interactúan constantemente. Hundertwasser nos llama a la acción; a tomar parte en la construcción de nuestro ser y del mundo entero; a modificar cuantas veces sea necesario ese orden que nos afecta. Se trata de ser ciudadanos y ciudadanas que con nuestra creatividad hagamos obras que detecten los efectos del entorno sobre la cotidianidad y la vida orgánica, afectiva y espiritual de todas las personas. Así podremos formular nuevas relaciones con la Tierra.


Esta idea de entrar en acción, de ser parte activa del mundo, viene gestándose desde hace tiempo en todos los ámbitos, desde el educativo hasta el artístico. En todos los campos del conocimiento humano la gente se pregunta por la pertinencia de lo que hace, o por la urgencia de actuar para el cambio. Desde mediados del siglo pasado movimientos y corrientes de pensamiento como la educación popular, el activismo y el artivismo (activismo a través del arte) vienen abogando por la liberación y la emancipación como aspectos necesarios para transformar el mundo.




Las 5 pieles de Hundertwasser son:


1a piel - La Epidermis / El Cuerpo. Es la zona membranosa más cercana al yo interior, la que encarna la desnudez del hombre y la mujer. La primera piel nos remite a la infancia, a la historia de vida acumulada y reflejada en ésta, lo que nos ha hecho tal y como somos.


Reconocer nuestra historia y la manera en que ésta se evidencia hacen de la primera piel, una metáfora de nuestro recorrido y experiencia. Aprender a querernos tal y como somos es un paso para poder encontrarnos en el otro y la otra parte de nosotros y nosotras. Con el tiempo podemos descubrir que nuestra primera piel es el reflejo de las otras cuatro pieles.


2a piel - La Ropa / El Vestido. Cubre nuestra desnudez. En ella se expresan parte de nuestros gustos, la manera en que nos mostramos a las demás personas así como un intento por diferenciarse, de adquirir un estatus o una particularidad. A pesar de esto, el vestido o segunda piel, se enfrenta a tres problemas: la uniformidad, la simetría en la confección y la tiranía de la moda. Hundertwasser llama la atención sobre la segunda piel, el color, el diseño y el valor que se le da en nuestra cultura. Nos invita a apropiarnos de ella y a ser dueños y dueñas de lo que queremos mostrar…


3a piel - La Casa / Habitación. Como prolongación del cuerpo humano, la casa se transforma en hogar con cada una de sus habitaciones y lugares. Los espacios que habitamos y su arquitectura definen las maneras en que nos comportamos y relacionamos con los demás. Esto nos lleva a la necesidad de personalizar nuestros espacios para convertirlos en expresión de nuestra individualidad en constante tensión/implicación con los intentos de generar uniformidad. Frente a esto Hundertwasser propone “El derecho a la ventana”, “Los

árboles inquilinos” y “El enfrentamiento a la tiranía de la línea recta en la arquitectura”.


4a piel - La Identidad / El entorno. El entorno y el territorio expandido se construyen con otras personas, desde las más cercanas, como aquellas de nuestra familia, hasta nuestras amistades, vecinos, vecinas y demás habitantes de la ciudad y del país. Ser consciente del entorno demanda una mirada ecológica, sensible, en la que apreciamos nuestra pertenencia e interdependencia. Cada quien construye el mundo que habita y afecta a la vez que éste lo construye y afecta. Lo que somos es resultado de lo individual y lo colectivo que se expresan a través de nuestra particularidad.


5a piel - La Tierra / El Mundo. Vivimos en un mismo planeta, en relación permanente no sólo entre los seres humanos, también con los entornos que habitamos. Nuestro mundo se integra al cosmos de maneras sutiles y desconocidas, en ciclos de creación y destrucción constantes. El ser humano puede y debe asumirse como copartícipe de la creación, que recrea la dimensión de la vida y lo vivo, el planeta también es un ser vivo.


Las interacciones con el mundo las hacemos desde diferentes contextos. Nuestros contextos son los escenarios en los que se desarrollan nuestras acciones, que pueden dividirse en tres componentes.

  • Lo exterior: Compuesto por las condiciones sociales, económicas, políticas, culturales y ambientales de las sociedades en que se desarrollarán nuestras iniciativas.Hacemos parte de nuestro entorno, así como nuestro entorno hace parte de lo que somos. Cuando lo transformamos nos transformamos; y si nos transformamos, transformamos nuestro entorno.En nuestra sociedad, las cosas que hacemos o dejamos de hacer, y el modo de relacionarnos quienes compartimos la vida, dan forma a nuestras sociedades. De esta manera, todos y todas somos responsables del rumbo que ellas tomen. La construcción de la paz también es asunto nuestro.


  • Lo interior: son las características de la personalidad de cada hombre y cada mujer. En nuestras relaciones con los otros y las otras: nos construimos en permanente relación con los demás. Estas relaciones no están determinadas exclusivamente por la razón; también son resultado de nuestras formas de sentir, pues somos seres sentipensantes (Fals Borda, 2009, p. 317) que pensamos y habitamos el mundo desde nuestras razones, ideas, pasiones, nuestros sueños y sentimientos. También somos seres trascendentes. Por eso nuestras emociones, pasiones, percepciones y nuestra dimensión de transcendencia tienen efectos en las otras personas.


  • Lo anterior: Conformado por lo que se relaciona con nuestra historia y todos aquellos procesos del pasado que ayudan a dar forma a nuestro presente y a forjar día a día nuestro futuro. Lo que esas personas que vivieron antes de nosotros hicieron ayer incide en lo que hoy en día somos. Del mismo modo, nuestras acciones en el presente nos llevan a reinterpretar y a transformar el pasado. Con nuestras iniciativas de transformación no sólo incidimos en el presente; también interpretamos el pasado y construimos el futuro. ¡Es el momento de construir la Paz!

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